En mayo del año pasado, el hallazgo de un cadáver perfectamente
conservado de una niña, la cual sostenía una rosa en la mano, sorprendió
al mundo. Hoy ya se conoce quién es.
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En mayo del año pasado, un grupo de trabajadores
encontró por accidente un ataúd mientras remodelaba el garaje de una casa en San Francisco (
Estados Unidos).
Estaba hecho de plomo y bronce y contenía a una niña en perfecto estado
de conservación que sostenía una rosa en la mano. El hallazgo, que
parecía sacado
de un cuento de Gabriel García Márquez,
dio la vuelta al mundo y motivó a una investigadora que se propuso
determinar su identidad y por qué murió. Un año después, sus esfuerzos
dieron frutos.
Lo único que se supo al inicio era que el féretro estuvo enterrado en
el antiguo cementerio Odd Fellows, trasladado en 1920. Los encargados
del trabajo olvidaron el cuerpo de la niña, bautizada tras su
descubrimiento como ‘Miranda Eve’. Con esta pista, un equipo liderado
por Elissa Debey, genealogista y fundadora del proyecto Garden of
Innocence, comenzó a investigar los registros históricos del lugar y
estudiar el ADN de la niña, con el apoyo de la Universidad de
California, Santa Cruz (UC), hasta determinar su identidad: Edith Howard
Cook.
Los investigadores buscaron entre 29,982 registros
del cementerio Odd Fellows hasta encontrar el nombre de Edith, que
coincidía con la edad y el motivo de la muerte de ‘Miranda Eve’. Luego
rastrearon a los descendientes de su familia para comparar sus ADN.
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Reproducción del último retrato de Edith | Fuente: Fairy Tale Portraits |
Identidad recuperada. Según la investigación, publicada en
la web de Garden of Innocence,
Edith era hija de Horatio Nelson y Edith Scoofy Cook. Nació el 28 de
noviembre de 1873 y murió el 13 de octubre de 1876, víctima de marasmo,
una forma severa de malnutrición cuyas causas no se han
determinado. Tenía 2 años, 10 meses y 15 días. “Su sistema inmunológico
no pudo combatir contra la enfermedad y probablemente entró en coma y
falleció”, explicó Jamel Eerkens, profesor de la UC que participó en la
investigación, citado
por el New York Post.
La
familia de Edith era acomodada (el padre era un exitoso hombre de
negocios) y la enterraron con lujos. Tenía un vestido blanco, botas a la
altura de los tobillos, pequeñas rosas púrpuras en su cabello y una
flor de solanácea del mismo color en la mano derecha. En el pequeño
ataúd también metieron rosas, hojas de eucaliptos y otras flores. Los
investigadores también recuperaron una foto, a partir de la cual una
artista gráfico reconstruyó el rostro de la niña cuando fue encontrada.
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Una de las flores halladas en el interior del ataúd de la niña. | Fuente: Garde of Innocence
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Peter Cook, el sobrino bisnieto de Edith cuyo ADN ayudó a identificarla.
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Ilustración de cómo encontraron a Edith y foto tomada poco después del hallazgo. | Fuente: Garden of Innocence
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